El teléfono celular, una herramienta muy común en la sociedad contemporánea, se ha convertido en una extensión de la vida adolescente. Si bien ofrece innumerables ventajas en términos de comunicación y acceso a la información, su uso desmedido y sin regulación ha generado una creciente preocupación por los posibles efectos negativos en la salud mental, el rendimiento académico y el desarrollo social de los jóvenes. En muchos países esta inquietud ha sido acogida, impulsando a los colegios a tomar medidas concretas. Las opiniones de los propios adolescentes ayudan a profundizar este debate.
M. LORETO TAGLE
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