En la cárcel –cuenta– encontró ex-periencias de dolor, angustia y vul-nerabilidad. “Empecé a sentir poco apoco que ahí había un espacio don-de el aparato benefactor de la socie-dad estaba muy ausente y comencéa convocar a amistades –como Ma-ría Elena Riesco, fundamental– queempezaron a acompañarme”.
JORGE VELASCO CRUZ
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